Todo huyen de los números, excepto quienes los entienden o los aman (no me considero dentro de esa élite); sin embargo, pese a huir de ellos se encuentran en toda circunstancia, cuando pagas el pasaje, cuando pagas copias —me quedaré pobre de sacar tantas :( —y no es la excepción en las empresas editoriales . Pese a que son las llevadoras del conocimiento, no dejan de ser una empresa, la cual busca vender para subsistir; lástima, no hay mucho rosa en el mundo.
Como empresa editorial se tiene que considera muchos aspectos, entre ellos los económicos y están desde el principio. Desde la autorización de manuscrito hasta la llagada de éste a tus manos. Si el escrito es de un escritor consolidado el gasto será mayor, que el de un no conocido.
El papel y todo los materiales para si fabricación, otros problema, hay que considerar la calidad, la tinta, quién diseñará, etc. Pero si sólo la empresa editorial quiere re-imprimir el libro se tendrá que pagas un módica cantidad, por aquello de los derechos de autor.
Además de modificar el diseño el diseño para hacerlo más atractivo al público de este tiempo, autorización para realizar modificaciones en teatro, cine, etc. Es aquí donde hace acto de presencia el Director Comercial, encargado de verificar qué tan rentable es realizar la impresión o re-impresión
Como ya mencione las empresas editoriales son eso, empresas; y su mercancía, son los libros y siempre lo serán. Pero el encuentro de un equilibrio hace a una empresa consolidarse. Vender libros-comerciales para poder realizar libros-culturales, ni modo, así es México; se venden artículos efímeros, pero gracias ellos podemos contar, aún, con libros, libros.
Al final considero que, el precio tú se lo otorgas, puede ser uno muy alto o uno muy bajo, depende del conocimiento dejando en ti. Tal vez te costó $50 porque era usado o 250$ porque fuiste a un establecimiento, pero de qué sirve un libro carisísimo si su interior es absurdo. De nada.
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